Entre las piedras del románico se levantaban los nidos de aves peregrinas. Entre el claqueteo de sus picos aparecía la nueva generación próxima para seguir el rito de su largo deambular. Una tradición más antigua
que la del mismo románico...Bien valió acercarnos a Zamora.
2 comentarios:
Por aquí no las tenemos, todo un espectáculo.
Un abrazo.
Bonita toma Luis. Aquí en Mérida ya no nos dejan como antes, ahora permanecen durante todo el año, cada día se escuchan su "claqueteo".
Saludos.
Ramón
Publicar un comentario